miércoles, 27 de junio de 2007

Copio y pego de Minuto Digital


Entre el 4 y el 15 de agosto de 2007, cientos de incendios quemaron casi 100.000 hectáreas y mataron a cuatro personas. Las llamas cercaron no sólo aldeas parroquias, sino, también, Santiago y Orense. Los políticos de la Xunta, presidida por el socialista Emilio Pérez Touriño con el apoyo del separatista Anxo Quintana, nombrado vicepresidente, dieron varias explicaciones sobre el origen de los fuegos: corrupción urbanística, economía del fuego, narcotraficantes que querían distraer a la Guardia Civil y venganza de los caciques del PP, enfadados por haber perdido la Administración autonómica después de 16 años de control. Ésta última teoría fue difundida en los medios de comunicación por los intelectuales de choque, en especial los columnistas de ‘El País’ Manuel Rivas y Suso de Toro.

Ahora, un informe elaborado por la Guardia Civil a petición de la fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Galicia y presentado el 22 de junio, confirma que ninguna de semejantes teorías de la conspiración eran verídicas. Tal como expuso el fiscal jefe, carlos Varela, los artefactos incendiarios son de fabricación rudimentaria –no se ha encontrado ninguno que haya sido arrojado desde helicópteros o aviones-, no hay vehículos ni personas repetidas en sucesos distintos, las causas son de variada índole y las características del sospechoso son las tradicionales de otros años. Sólo varía la incompetencia y el sectarismo de los altos cargos de la Xunta: para formar parte de las brigadas se exigía un examen de gallego normalizado.

Según los policías, el porcentaje de incendios provocados en agosto (77%) es nueve puntos porcentuales inferior a la media de la última década (86,13%) y las llamas se desataron más o menos donde todos los años con la única excepción de la provincia de Orense.

Varela explicó que el incendiario tipo del verano pasado –hubo tres detenciones- es un individuo de mediana edad, bajo nivel cultural, no integrado socialmente, reincidente y sin una supuesta intencionalidad de causar daños ajenos a los propiamente forestales. Igual que otros años.

Y los supuestos artefactos encontrados, una docena, consisten en cigarros atados a varias cerillas, bolas de algodón impregnadas de alcohol, pequeñas velas, petardos y alguna botella de líquido inflamable.

En resumen, los incendios habituales de todos los veranos manejados por la generación de ZP.

1 comentario:

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